Vistas de página en total

viernes, 18 de diciembre de 2015

Con la Navidad llegaron los juguetes

Tengo un hermano que tiene dos hijos, un niño y una niña de 2 y 1 año respectivamente. Ayer me contó que mientras estaban con ellos en su cuarto de juegos, el niño les dijo a sus padres: "papá, mamá, dejad el móvil".

Y es que mientras acompañaban a sus hijos jugando, padre y madre estaban interactuando con su móvil (cada uno el suyo) y no con sus hijos. También hay que decir que esto no lo hacen siempre, pero claro, imaginaos qué cara se les quedó a los padres. He de decir también que la persona con la que mi hermano interactuaba al otro lado de los hilos era yo, y que cuando me lo contó después por teléfono pensé: "cuánta sabiduría derrochan los niños y qué poco confiamos los adultos en ella".

Estamos a las puertas de la Navidad, esa época del año que es vivida con especial ilusión en los niños y niñas pequeñas. La ilusión de que por ser yo, por ser pequeño, voy a recibir montones de juguetes.  La ilusión por las luces, las celebraciones, los estímulos que les rodean y que les hacen creer en la magia.

Y esa ilusión nos contagia también a los padres y madres, haciendo imposibles para conseguir ser el Rey Mago, para poder demostrarles que hacen bien en creer en la magia porque ellos, sin saber por las penurias que pasamos a veces los padres, recibirán lo que piden en su carta. Aunque ¿realmente es cierto que reciben lo que quieren?

Mi sobrino con su reclamación lo que quiere es que sus padres hablen con él, que interactúen con él, que pasen tiempo con él. La mayor parte de los niños reclaman también eso, tiempo con sus padres, tiempo con sus madres.

Quizás en estas fechas seamos capaces de conseguirles también eso, tiempo. Pero la verdad es que muchas veces esto no es lo que derrochamos cuando no es Navidad.

La primera reflexión que os quiero lanzar es que nos olvidemos de los juguetes por un momento y les enseñemos a nuestros hijos el verdadero significado de la magia de disfrutar de cada momento que pasamos con ellos. A veces estamos demasiado centrados en tener y darles muchas cosas, pero no tanto en ser o en estar con ellos. Sí, ya sé que el tiempo es el que es y que el trabajo consume mucho, pero como se dice ya en un clásico eslogan: "no es tan importante la cantidad como la calidad". Fijaos que mi sobrino no les dijo a sus padres: "quiero que paséis más tiempo conmigo", si no,"dejad el móvil". Les dijo, estad conmigo, mirad lo que hago, mirad cómo me divierto, divertíos conmigo.

Así que en estas vacaciones, aunque vengan los Reyes Magos cargados de juguetes, no olvidéis pedir en vuestra carta mejor tiempo para estar con vuestros hijos e hijas.



Y ya que estamos "metidos en harina", permitidme que os cuente que ya aproveché la llamada telefónica de ayer y le pregunté a mi hermano sobre qué regalo podía hacerles a mis sobrinos: ¿qué necesitan?... la verdad es que la frase tiene su curiosidad, porque necesitar, lo que se dice necesitar, no necesitan nada. Y así me lo hizo saber mi hermano que, un año más, me recordó que están llenos de juguetes y que dado que de todos modos les voy a regalar algo me recomendaba lo siguiente:

Al niño de dos años le gusta mucho jugar con juguetes de ingenio, educativos le dije yo, y me sentí bastante orgullosa de mi sobrino (no lo voy a negar). Comencé a pensar en diversos juegos para su edad, qué cosas iba a trabajar con él... pero ¿y a la niña? Resulta que hay juguetes diferentes para niños y niñas, y claro, como es muy pequeña y aún no se entera mucho me dijo "ya sabes que ropa siempre viene bien". Y en ese punto me puse a pensar en vestidos y accesorios de ropa que siempre a las niñas les luce mucho.

Pensemos un momento en cómo condicionamos desde su más tierna infancia sus gustos y lo que les tiene que gustar. No sé por qué al niño no le viene bien la ropa, tendrá que vestirse también ¿no? Sin embargo, para el niño juegos de ingenio y para la niña, ropa. Realmente darles la oportunidad de elegir sin condicionamientos provocará en ellos mayor seguridad.

No sé qué les compraré al final, creo que invertiré algo de tiempo y dinero en regalarles cosas que sean: duraderas, educativas y, sobre todo, que les permita interactuar entre sí, con sus padres y con su tía.


Una última cosa... espero de corazón que disfrutéis mucho estas vacaciones de vuestro tiempo y de vuestros hijos e hijas. ¡Muy, muy Feliz Navidad familias!